lunes, 14 de diciembre de 2015

El Cubano que cambio su Cerdo Asado por un Chancho al Palo


Se aproximaba el tradicional festival de la calle ocho en Miami en un lugar conocido como la
pequeña Habana. Recibí la llamada de un compatriota para preguntarme si estaríamos en el mencionado festival, y la verdad, ni enterado de dicho evento, muy raudo lo googlee para averiguar y me pareció bastante interesante, encontré información de que un mar de gente asistía y que Ilustres artistas desfilaron por ahí. Celia Cruz, Chino y Nacho, El Gran combo, etc.

Aquel día me invadió la incertidumbre, ¿participo o no?  Me informe y me dijeron que este evento estaba orientado a un público generalmente cubano, amantes del cerdo asado y de la comida centroamericana. Entonces ahora había que estudiar a la competencia. Estarían varios stand de Carne Llanera (potaje típico de las pampas colombianas y venezolanas) Paellas, Cerdo Asado, Carnes a la Estaca, Pinchos, etc. Aquellos eran los platos más parecidos al nuestro. Mi desafiante ego me alentaba a participar, bueno… ¡La decisión fue tomada! Ahora a organizarse, ya que iba retrasado y tan sólo quedaban 4 días.

 Llegó el gran día y para instalarme tendría que hacerlo en la madrugada misma del evento, de 12 am. A 6 am. ¿Alguien puede explicarme cómo hacer todo el setup tan rápido? tenía que llevar todo porque me advirtieron que después de las 7 am. El tráfico se hacía insostenible en la zona y que no podría meter ni una carreta… ¡Aquel día fue una total odisea!

Enrumbando al lugar se reventó la llanta de la carreta. Troncos de leña, parrillas, todo varado!! A cambiar la llanta, pero minutos después…  “ohh, no otra vez”…, un boom se volvió a escuchar, no quedo otra que seguir sólo con el aro, ¡llegamos por fin! ya eran las 5:55 am. Luego de pasar tanto susto buscamos apresurados el lugar asignado, ¡vaya sorpresa! El lugar estaba ocupado por otro vendedor. Era hora de buscar a los organizadores, felizmente nos dieron una rápida solución y nos reubicaron. Al fin pudimos instalarnos y muy rápido empezamos a aderezar los cerdos para ponerlos al fogón.

Cuatro horas después y ya con miles de almas que transitaban en el lugar muchos empezaron a tomar fotos a los chanchos ya cocinados y aun en las parrillas con las brasas. Nadie compraba ni un plato, solo eran fotos y más fotos, eso ya empezaba a preocuparme, una importante inversión se había hecho.

Llego la hora del Chancho.

Un grupo de cubanos se animaron y pidieron los primeros 5 chanchitos al palo, de pronto otro grupo se acercó, luego, como si se hubieran puesto de acuerdo, más gente empezó a comprar y se formó la cola, ¡mi rostro cambiaba de semblante!

Los primeros comentarios se hacían escuchar, 
¡Que rico! ¡Lo mejor del festival! ¡Esto está muy bueno! y el chanchito al palo comenzó a venderse como “Pan Caliente”, una parrilla tras otra fueron desfilando por la mesa de despacho hasta que todo se terminó, fue un éxito total, El Chancho al Palo conquistaba la Calle Ocho, y yo por fin respiraba feliz.

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